lunes, 29 de marzo de 2010

EL INTERRUPTOR DE LA VIDA (1ª PARTE)



El aborto es un asesinato.
Podemos llamarle "interrupción voluntaria del embarazo" para sentirnos mejor, podemos decir que es un derecho de la mujer, podemos establecer un periodo en el que consideremos que ese ser no es una persona, podemos convertirlo en el estandarte del feminismo, hasta podemos asemejarlo a quitarnos una muela, pero al final, le damos la espalda a la verdad.

En determinados casos estoy de acuerdo con que se practique, de igual manera que justifico un asesinato en defensa propia, aunque no se me ocurriría llamarle a eso "interrupción voluntaria de la vida":
Usted ha matado a esa persona porque no le ha quedado otro remedio, porque él le ha atacado a usted o a su familia, la justicia le absuelve del delito por estar justificado, pero no utilicemos eufemismos para que se sienta mejor. Usted sabe, la justicia sabe y la sociedad sabe que se ha visto obligado a cometer ese acto, pero la realidad es que le ha arrebatado la vida a otro ser humano, y que tendrá que vivir con ello.

Yo me alegro de que en nuestro país se haya legislado el aborto, y creo que el tercer supuesto de la Ley, es un coladero que permite hoy en día abortar a cualquier mujer sin ningún problema.

Pero ahora se va mas allá, los defensores del aborto quieren quitarle importancia a este hecho, nos lo adornan diciendo que una simple "elección de la mujer". Quieren disipar de nuestras conciencias cualquier sensación de culpa. Y eso es precisamente lo que mas me preocupa.
El día que la gente aborte, y salga del hospital como a quien le quitan el apéndice, el feto no sé, pero la sociedad será un poco menos humana.

Yo no les deseo eso a mis hijos, quiero inculcarles que en esta vida todo tiene consecuencias: si tengo relaciones sexuales me puedo quedar embarazada o dejar embarazada a la otra persona, si aborto, estoy matando una vida que empieza, si cojo el coche borracho puedo ocasionar un accidente, si me drogo arruinaré mi vida... Quiero que tengan principios y valores y que huyan de la cultura del "todo vale" porque el político de turno ve un filón en una idea.

miércoles, 17 de marzo de 2010

SER O NO SER

Picasso - Niña frente al espejo



La persona es parcialmente el resultado de las demandas de la sociedad, y por otro lado, es el arreglo entre lo que uno quiere ser o como uno quiere aparecer. Sin embargo esta no es la verdadera personalidad, a pesar de que todo parece muy real y honesto; pero no lo es.

El modo de actuar está bien, si se sabe que uno no es idéntico a la forma que aparenta.


Carl Gustav. Jung (1875 - 1961)

martes, 9 de marzo de 2010

LA DIETA




Amo el dulce por encima de todas las cosas. En mi opinión, el azúcar es la verdadera "sal de la vida". Ahora que he empezado un régimen por enésima vez, soy consciente de que desde el inicio, la batalla está perdida.
El placer de subirme a la báscula cada mañana para ver menguar los dígitos, empieza a darme menos satisfacción que la posibilidad de tomar un buen chocolate hecho.
Cada mañana, cuando voy a la panadería a comprar el pan que ya no como, hay unos bollos dentro de la vitrina que me provocan. Lo sé, sólo yo los oigo, pero entre burlas me preguntan cuanto tardaré en caer, yo finjo que no me importa, pago el pan y me doy la vuelta.
Desde que tengo hijos he vuelto a descubrir el placer de la nocilla, ahora no, claro, pero hasta hace unos días me comía los restos que quedaban en el cuchillo, y si no eran suficientes, volvía a untarlo otra vez. Después miraba las calorías que tiene la nocilla por cada 100 gr. y una sensación de culpa de 5 segundos invadía mi alma.

No sabría decir que es lo que mas me gusta..., digamos que hay un dulce para cada ocasión. La repostería me relaja y es mi gran afición. Adoro las tartas y los pasteles. Prefiero la nata a la crema, aunque a todo le hago aprecio. La bollería, los postres caseros, los bizcochos, las magdalenas, los merengues, las yemas, las pastas, los hojaldres, las palmeras de chocolate y las gominolas son mi perdición. El chocolate que mas me gusta es el que se materializa en bombón, y si tiene avellanas o almendras todavía mejor. Cuando abro una caja de bombones, primero me como los que mas me gustan, luego los que me gustan menos, y tras abrir y cerrar la caja unas cuantas veces, desaparecen todos.
Eso sí, odio el "after eight", mezclar la menta con el chocolate me parece una monstruosidad. Tampoco me gustan las frutas confitadas aunque las recubran del mejor chocolate. Una de mis mayores debilidades aunque a muchos pueda sorprenderles, son "los huesos de santo". De una sentada me como una bandeja entera. Cuando se aproxima noviembre y al pasar por una pastelería los veo, empiezo a sonreir, y siempre me pregunto: ¿Bandeja pequeña o grande?.
Para mí, cualquier restaurante que se precie, tiene que tener buenos postres. Porque yo por muy llena que esté, siempre tengo un hueco en el estómago para él. Cuando llega la camarera con la libreta amarillenta y se limita a decir: Helado de vainilla, queso, fruta del tiempo y yogur, mi hueco del postre, se cierra en banda. ¿Y para decir eso tiene que apuntarlo?.
Sin embargo, cuando en la carta del restaurante los postres llaman mi atención, empiezo a imaginarme la comida en orden inverso.
Así que ante ustedes me confieso, el dulce es mi gran pecado, mi perdición. Yo no fumo, no tomo drogas, apenas bebo y no tengo vicios, pero eso si, confieso haberme comido las gominolas de mis hijos en mas de una ocasión... pero es por su bien ¿eh?..., eso que quede claro.