martes, 25 de enero de 2011

ADIVINANZA


Y yo me pregunto: Cuando a la leche le quitan la grasa y le quitan la lactosa.
¿Qué es lo que queda?.
¿Qué interés puede haber en tomar una leche que ya no es leche?
 Pagar el doble por un producto que es la mitad.
¿Le sobran unos kilos? ¿Es intolerante a la lactosa? Pues no insista,
tómese un té para desayunar. Sin leche, por supuesto.

domingo, 9 de enero de 2011

SE ACABÓ EL GLAMOUR




El otro día escuché por la radio a un médico que narraba, no sin cierto sentimiento de culpa cómo, en los inicios de su carrera profesional, pasaba consulta a sus pacientes con un cigarrillo en la boca; y cómo en más de una ocasión había derramado la ceniza sobre la persona a la que examinaba. Esto constrasta enormente con la nueva Ley Antitabaco que entró en vigor en España el pasado dos de enero siguiendo la estela europea y que prohíbe, por ejemplo, fumar dentro y fuera de los recintos hospitalarios.

Quién les iba a decir a muchos actores de Hollywood como James Dean, Lauren Bacall, o al mismísimo  Humphrey Bogart en la mítica película "Casablanca" de 1942, que todo el glamour que despertaba el hábito de fumar, se convertiría años después en un vicio muy mal visto. Qué lejanos parecen  los anuncios publicitarios de tabaco, los programas de televisión donde se fumaba sin pudor, los humeantes viajes en avión, o las asfixiantes reuniones de trabajo. Hasta la malvada Cruella de Vil puede que llegue a ser censurada por el cigarro que sotiene en la película animada "101 Dálmatas" de 1961.

Que "el tabaco mata" es una afirmación inexacta: parece probado que en cada cajetilla de tabaco se incluye un boleto en el terrible sorteo de algunos tipos de cáncer. Pero en la mayoría de los casos, los fumadores lo que hacen es acortar unos años su esperanza de vida. Y lo que es más importante, tienen durante su vejez una gran cantidad de dolencias cardio-respiratorias asociadas al tabaquismo que hay que tratar; y es en este punto donde a la Seguridad Social no le salen las cuentas.
Los impuestos recaudados no cubren los gastos de estos enfermos, ni  los de los fumadores pasivos que padecen el humo y para colmo no pagan impuestos. Así que Papá Estado, hace tiempo que presenta a los fumadores como unos aunténticos "apestados" a los que hay que reeducar.
Pero algo no huele a limpio en tan buenas intenciones, ya que como algunos apuntan, si es algo tan dañino debería prohibirse. Pero el Estado en mayor o menor medida se beneficia de su venta y llega incluso a subvencionar las plantaciones de tabaco. Parece como si el verdadero propósito fuera, que todos los ciudadanos compráramos cuantas más cajetillas mejor, pero que acto seguido las tiráramos a la basura sin abrirlas.

Hay quien opina que la Ley ha tenido que actuar por los abusos cometidos por los fumadores en el pasado, pero debemos recordar que el tabaco es una droga, y hay pocos fumadores cuya voluntad decida de motu propio, cuándo encender un cigarrillo.
Desgraciadamente, el humo delator va a situar a los fumadores en peor posición ante la opinión pública que aquellos que consumen otras drogas más perjudiciales para la salud, y que además son ilegales. Se ha llegado al extremo de que hay que pixelar cualquier imagen televisiva donde alguien aparezca fumando, pero la Ley no dice nada sobre mostrar a una persona inyectándose heroína.

 Ya no se podrá pedir fuego o un pitillo a un desconocido, para entablar conversación en un bar, ¿Qué harán entonces los tímidos? ¿Qué le regalaremos por Navidad al pariente fumador sin otra afición que su pipa, el año que viene? ¿A qué olerán los bares, restaurantes y discotecas?: ¿A comida? ¿a sudor? ¿a rosas?... El humo que con su manto blanco todo lo cubría: nuestra nariz, nuestra vista, nuestra ropa... él que siempre le ganó la batalla hasta al  perfume más caro, ha desaparecido. Tal vez las empresas de ambientadores hagan a partir de ahora el agosto, ya que es muy posible que haya que buscar un aroma alternativo para los locales de ocio.

Pero en esta nuestra sociedad hipócrita y veleta, donde se prohíbe sin prohibir, y donde se demoniza lo que antaño se ensalzó, cabe preguntarse quienes serán los próximos "leprosos" del progreso. Tal vez dentro de unos años los que hablen por el móvil tengan que hacerlo en la calle, o tal vez se sigan vendiendo coches pero no se permita conducirlos... quién sabe...